sábado, 27 de diciembre de 2008

Fallece Harold Pinter, Premio Nobel de Literatura 2005

Harold Pinter, uno de los principales dramaturgos del Reino Unido, falleció a los 78 años de edad luego de una larga batalla contra el cáncer, según informó este jueves su viuda, la también escritora Antonia Fraser.

"Él era fantástico y fue un privilegio vivir con él por más de 33 años", le dijo Fraser al periódico británico The Guardian.

Además de dramaturgo, Pinter era director de teatro, actor, poeta y activista político.

Sin embargo, fueron sus innovadoras obras de teatro como "La fiesta de cumpleaños" (1957) y "El portero" (1959) las que provocaron el mayor impacto en el público y la crítica.

Un impacto tal, que el adjetivo "Pinteresque" fue aceptado por el diccionario de Oxford, uno de los principales referentes de la lengua inglesa.

Prolífico y polémico

Durante su prolífica carrera escribió 29 obras, 21 adaptaciones para cine (entre ellas "La amante del teniente francés") y dirigió 27 producciones teatrales.

Celebración (1999) A lo largo de su vida ganó diversos galardones: el Premio Nobel de Literatura en 2005, el Premio Shakespeare, el Premio Europeo de Literatura, el Premio Británico de Literatura David Cohen y el Galardón Olivier, entre otros.

Alan Yentob, director creativo de la BBC, dijo de Pinter: "Fue una figura única del teatro británico. Dominó el mundo del teatro desde la década de los 50".

Además del reconocimiento que obtuvo por su producción literaria, Pinter era conocido por sus opiniones políticas de izquierda, e hizo pública su oposición a la política exterior de Estados Unidos y del Reino Unido.

También fue un gran defensor de la Revolución cubana y de su líder Fidel Castro, y formó parte del Comité Internacional para Defender a Slobodan Milosevic, cuando el ex presidente serbio estaba preso en La Haya, Holanda, acusado de genocidio y otros crímenes de guerra en la antigua Yugoslavia.

martes, 23 de diciembre de 2008

La melodía de las palabras

Se ha convertido en el más famoso de los escritores japoneses pero también en uno de los más exitosos novelistas de su tiempo. Hombre de bajo perfil, ha construido una obra en base a la calidez de su estilo y a la intensidad de sus personajes. Sin embargo, sólo queda admitir que la seducción que ejerce su literatura continúa siendo un exquisito misterio contemporáneo.


La literatura de Haruki Murakami está profundamente conectada al hecho musical. Como a Julio Cortázar y a Nick Hornby, a Murakami la música -en su caso y en el del autor de "Final del juego", el jazz; en el de Hornby, el pop y el rock- lo guía, lo empuja e inspira hacia la construcción de escalas sonoras que se sirven no de notas específicamente sino de palabras.

Probablemente esta cadencia omnipresente, disparada por la virtud de generaciones enteras de músicos de jazz, sea una de las claves de la escritura del gran autor japonés.

Sus historias prefiguran una intención musical. Son un proyecto literario nacido en las aguas fluctuantes de lo no escrito. La literatura de Murakami, suave, simple y atrevida en sus líneas argumentales, se desarrolla cual una obra jazzística que ha encontrado un espacio perfecto donde crecer y refugiarse.

Murakami ha contado en varias ocasiones que, al igual que sucede en el jazz, él no se autoimpone un itinerario. Sencillamente parte de una idea (en el caso de "After Dark" todo nació con la imagen de una chica en un bar y su conversación con un joven músico) y luego improvisa. Sigue adelante.

"Aún hoy, al sentarme frente al teclado de la computadora, pienso que estoy ante un piano y me pongo a tocar, y ya tres décadas después de haberme vuelto un escritor profesional, sigo aprendiendo mucho de la escritura de la buena música. Por ejemplo, todavía tomo la constante autorrenovación de la música de Miles Davis como modelo literario", dijo hace unos meses en una entrevista realizada por Juana Libedinsky para el diario "La Nación".

Sus novelas son generalmente atravesadas por elementos ficcionales o que uno podría suponer no aferrados al mundo real. Poseen una cuota de existencialismo moderno que las ubica en un lugar distinto al del realismo literario pero, también, una pizca de delirio posmoderno que las aleja del surrealismo. Y nadie podría alegar que Murakami es un autor vanguardista.

Su trabajo se impone a través de la textura de las frases, siempre cálidas y amables incluso en el drama, el elemento disparador que permite ese salto a la estructura de lo cotidiano, y el ritmo y el contra-ritmo implícitos en sus estructuras. En ocasiones, Murakami avanza a gran velocidad mediante el uso de extensos e iluminados diálogos para luego poner freno a ese devenir en la forma del retrato minucioso de una escena o del viaje fantástico al interior de alguno de sus personajes.

El misterio es una de las constantes en la obra de Murakami, y no es un misterio radicado específica o exclusivamente en la trama de sus novelas sino en la extraña ansiedad que provoca en el lector. Leer a Murakami es, en parte, querer desentrañar un enigma que trasciende la historia misma.

"Porque, seguro, algo raro sucede entonces, algo muy particular y que no pasa con ningún otro autor que yo recuerde. Uno empieza a leer un nuevo Murakami y se siente un poco incómodo y hasta irritado por ciertos tics y guiños al lector, que se supone cómplice de entrada. Y cuando uno comienza a preguntarse si se habrá terminado el amor o uno ya estará más allá de todo esto, algo hace clic (algo que hasta es posible que se trate de una cuestión no decididamente literaria) y nos descubrimos, otra vez, rendidos y encantados y con una sonrisa en la boca mientras pasan las páginas", ha escrito Rodrigo Fresán.

Bolaño, conquistador



Roberto Bolaño, uno de los escritores latinoamericanos que ha ido conquistando los medio literarios en Europa y resto del mundo, ahora se perfila (pese a su desaparición física) a conquistar el mercado libresco de los Estados Unidos, pues eso ningún escritor salvo García Márquez lo ha logrado. Ahora vemos que de forma arremetedora Bolaño está conquistando a los conquistadores en su propio país; un gran logro latino.


St. Marks bookshop es el templo de las librerías independientes que aún resiste en el corazón del East Village de Manhattan. En uno de sus stands, esperan apiladas un buen número de copias de 2666. Ejemplares que además ostentan un preciado reclamo: ser el número uno en ventas de la tienda, tanto en novelas de ficción como no ficción, incluyendo toda la literatura norteamericana, desde hace semanas. "¡No había visto un éxito igual desde que Gabriel García Márquez ganó el Premio Nobel hace 25 años!", exclama Michael Russo, manager de la mítica librería.

Ha pasado más de una década desde que Jorge Herralde, propietario de la editorial Anagrama, apostara por Roberto Bolaño como un autor clave, publicando Estrella Distante en 1996, en España. Poco podían imaginar los más fieles a los trabajos de Bolaño que, doce años más tarde, y cinco después de su muerte, al otro lado del océano, la todopoderosa crítica literaria estadounidense también le estuviese proclamando en estos días como nuevo "Gabo". "Si en los 90 fue la canonización norteamericana del escritor alemán W.G. Sebald como uno de los escritores extranjeros más influyentes de su tiempo, en esta primera década del nuevo siglo, es el turno del novelista y poeta Roberto Bolaño", sentencia la influyente revista especializada N+1.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Una temporada con Rimbaud


Todas las personalidades que el poeta fue adquiriendo y desechando en una imparable huida hacia delante: un bohemio en París y en el Londres victoriano, en un mercenario en Java y en un hábil traficante de armas y explorador en África Oriental. Una biografía que deja "crecer" a Rimbaud.


A menudo sucede que la vida de los grandes hombres y mujeres no tiene el interés que su obra parece anunciar. En este sentido, el poeta Arthur Rimbaud (1854-1891) es el sueño de todo biógrafo.

Y si a una vida intensa y apasionante se le añade la esmerada pluma de Graham Robb, gran especialista en la literatura francesa del XIX, el resultado es una biografía tan fascinante como el personaje retratado, que ha sido finalista del prestigioso Premio Samuel Johnson de no ficción.

Este libro recorre tres continentes y las múltiples personalidades que el artista fue adquiriendo y desechando en una imparable huida hacia delante. Así le vemos convertido en un poeta bohemio en el París inmediatamente posterior a la Comuna y en el Londres victoriano, en un mercenario en Java, y en un hábil traficante de armas y explorador en África Oriental. Ya como pequeño delincuente estudiantil, Arthur Rimbaud estableció un modo de comportamiento que mantuvo el resto de su vida, descartando identidades según las adquiría y rompiendo todas las convenciones establecidas a su alrededor.

Esta biografía lleva a Rimbaud más allá de la perpetua adolescencia en la que permanecía anclado en la imaginación colectiva, y nos revela el abanico de sus transformaciones. De la mano del autor, asistimos sin aliento a su llegada desde provincias a París, y luego a Londres, su reinvención de la poesía y su turbulenta relación pasional con el también poeta Paul Verlaine, que culmina con el «incidente de Bruselas».

A partir del momento en que abandona, a los diecinueve años, la literatura, legando al mundo una de las obras poéticas más importantes del siglo XIX, su vida se hunde en un misterioso y aventurero anonimato, y es mérito de Robb el rigor con que reconstruye documentada y minuciosamente su existencia errante, corrigiendo los errores y silencios de anteriores biografías.

Aquí puede leer un fragmento del libro: Arthur Rimbaud

domingo, 21 de diciembre de 2008

ENTREVISTA


Augusto Rubio: “El periodismo literario
salvaría a los diarios de quedarse sin lectores”

Premiado recientemente con el primer lugar en el Concurso Nacional de Periodismo CVR+5, organizado por el Consejo de la Prensa Peruana y el Movimiento Ciudadano “Para que no se repita”, el escritor y periodista chimbotano Augusto Rubio Acosta conversa en exclusiva con “La Industria de Chimbote” para darnos mayores alcances de este triunfo tan significativo y su opinión particular sobre la tarea periodística en el Perú.

Ricardo Ayllón

foto 1

Previo a este importante premio, obtuviste el año pasado uno similar convocado por el Ministerio de la Mujer.
Sí. Fue también un Premio Nacional de Periodismo al que me presenté con una crónica cuyo tema era en esencia el de la mujer postergada que lucha por alcanzar la dignidad. Mi texto, titulado “De cómo alcanzar la libertad”, estuvo basado en la historia e imagen de una mujer porteña reconocida por muchos chimbotanos, la luchadora social Tía Sara-Sarandonga.

Entonces la coincidencia entre estos premios es que ambos recaen en el mismo género, la crónica, y en que se trata de premios nacionales. Y la diferencia, en que el último está orientado al tema de los derechos humanos basado en los hechos producidos por la reciente guerra interna. ¿Cuál fue tu primera impresión al enterarte que ganaste este segundo concurso?
Antes que nada debo decir que cuando me enteré que participaban doscientos sesenta y dos trabajos, sabía que tenía menos posibilidades que en el concurso del Ministerio de la Mujer donde se presentaron escasamente ciento ochenta. Además que este certamen, el de la CVR, es de mayor alcance pues han intervenido periodistas de todas las regiones del Perú. Sin embargo, de pronto me llamaron a Chimbote para decirme que era finalista y que debía venir a Lima para la premiación oficial el cuatro de diciembre. Ya cuando recibí el veredicto final del jurado, mi primera impresión fue de sorpresa, pero luego me sentí muy bien; y es que como vengo escribiendo crónicas desde hace muchos años, sentía que por fin alguien se estaba fijando en mi trabajo, cosa que no ocurre en mi ciudad natal donde tengo la impresión que no se han dado cuenta de las cosas que escribo.

¿Y por qué la crónica, Augusto? Me parece que te estás involucrando casi exclusivamente en este género debido a que te produce un sentimiento especial, quizás en él te sientes más cómodo o auténtico.
Yo estudié periodismo en San Marcos y desde ese tiempo ya hacía crónicas; mi aproximación a la literatura creo que se produce como una consecuencia de ello. Sin embargo, durante los últimos años la literatura ha permitido desarrollar mucho mejor mi labor como cronista, llegando a hacer lo que se conoce como periodismo literario, es decir la crónica enriquecida por las herramientas de la literatura, como el usar la ruptura de los tiempos o narradores simultáneos; elementos en los que un periodista que no tiene que ver nada con la literatura, no se fija.

¿Tienes algunos referentes peruanos o extranjeros?
Sí, tengo varios. Entre los de afuera, principalmente Kapucinsky, Villoro y Lee Anderson. Y entre los peruanos, me gusta mucho lo que hace Julio Villanueva Chang y quienes escriben en la revista “Etiqueta negra”. Soy un entusiasta lector de revistas latinoamericanas de crónica.

¿Realmente crees que le vendría bien al lector de diarios el que se haga más periodismo literario?, ¿no te parece que se corre el riesgo de confundir al lector al ponerlo en el delgado hilo que separa la información real de la ficción?
No, al contrario. Me parece que es necesario el periodismo literario porque cada vez menos gente lee periódicos y, en esa medida, este género periodístico enriquece y hace más sabrosa la lectura. No me cabe la menor duda de que esto salvaría a los periódicos de quedarse sin lectores.

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Siento que hay una característica específica en tus temas, el universo de lo marginal cuando se trata de Chimbote; y por otro lado, el de la violencia política que has plasmado en parte de tu narrativa y ahora en este premio. ¿Coincides con ello?
El hecho de que haya escrito cuentos, crónicas y hasta poemas sobre espacios marginales y sobre gente desposeída o que no tiene voz, es de algún modo solo una coincidencia, pues no es el único tema, manejo otros. Actualmente, por ejemplo, estoy concluyendo la segunda edición de mi libro de crónicas “Mundo cachina” y allí se verá cómo he diversificado mi temática. Además estoy preparando una selección de cuentos sobre violencia política en Áncash, donde notarás que hay numerosos autores que han escrito sobre este tema en nuestra Región, y que la gente no conoce.

Hablemos de la crónica con la cual has ganado este premio. ¿Cómo conociste al personaje y qué te llevó a escribir sobre él?
Conocí a Hernán Mayhua cuando yo tenía dieciséis años. Era 1990, recién llegaba a Lima a estudiar, y me instalé en una pensión de muchachos de provincias en el distrito de Pueblo Libre, en una calle llamada General Clement. Fue en ese lugar donde conocí a Hernán, un joven que recién llegaba de un caserío que se llama Aranhuay, en Ayacucho. Él trabajaba en esta pensión limpiando los servicios higiénicos y haciendo todo tipo de mandados. Se trataba de un tipo bastante callado y su característica era que usaba unos enormes mocasines regalados por la familia de la casa, por eso le pusimos el sobrenombre de “Zapatazo”. En esos años Sendero Luminoso había comenzado a entrar con fuerza en Lima y los famosos apagones eran permanentes. Mi amistad con Hernán fue muy intensa porque conversábamos continuamente, y como su vida me pareció interesante, comencé a tomar nota sobre ella en una libreta. A él lo conocí en el 90, pero lo dejé de ver unos años, tiempo en el que trabajó en una bodega, luego él puso su propia bodega, en la calle Cueva de Pueblo Libre, donde lo volví a encontrar y a conversar nuevamente de las atrocidades que había vivido en su pueblo: cómo fue que su madre desapareció, cómo su hermana fue violada y cómo le cortaron una oreja. Sentía que todo aquello era material que en algún momento me iba a servir, y mantuve guardada esta libreta de apuntes durante todos estos años; cuando se presentó la oportunidad del concurso la recordé, me puse a buscarla entre mis papeles viejos y, cuando la hallé, decidí darle forma a esta crónica.
Fue como exhumar un tema enterrado de tu juventud.
Así es. Aunque en lo personal fue también una situación interesante en la medida en que así como Hernán fue un desplazado por la violencia, un desarraigado viviendo en Lima, yo me sentía igual porque venía de Chimbote, donde en ese tiempo no había universidad, y me asumía como un trasplantado en otro lugar.

El jurado de este concurso ha estado conformado por periodistas altamente calificados, como Enrique Zileri, director de la revista “Caretas”, entre otros. ¿Ellos han dado una opinión personal de tu crónica?, ¿se han referido a los criterios específicos por los cuales obtuvo el primer lugar?
Sí, para empezar sentían curiosidad por conocerme. Conversé con Alberto Ku King y Enrique Zileri, quienes, además, se mostraron interesados en saber más sobre el tema de la crónica y el personaje. Ellos han manifestado que a pesar de que mi premio fue en prensa regional, si habría habido una fusión entre prensa regional y nacional, el mío hubiera sido el ganador ya que el otro texto solo fue un informe periodístico, un texto más esquemático; y Zileri, por ejemplo, manifiesta que él prefiere que se quiebre el contexto netamente informativo, que aparezca, por ejemplo, el personaje con su propia voz. Respecto al acta firmada por el jurado, éste señala que los méritos del texto recaen en las características narrativas y, sobre todo, en la visión particular del protagonista; además, que se hace una polarización entre los dos tipos de violencia; en este caso la violencia citadina, donde entro yo como personaje, y la del campesino desplazado.

Este premio junto con el anterior, y esta suerte de bagaje que comienzas a obtener como cronista, ¿hacia dónde crees que te está llevando?, ¿qué planes o qué perspectivas ves para tu carrera periodística?
Quizá no esté bien que yo lo diga, pero una de las posibilidades que se me ha presentado es escribir en la que considero la revista más importante del país, como es “Caretas”. Ya escribí mi primera crónica sobre un partido del Alianza Lima que se ha publicado la semana pasada en la revista. Junto con ello, creo que seguiré inmerso en este bello género que se ha hecho tan inherente a mí; además continuaré haciendo talleres de periodismo, seguiré con mi narrativa y mi poesía; ya tengo un poemario listo que he titulado “Poemas de cualquier tarde”, que es una recopilación de mis dos libros anteriores con textos recientes.

Hay mucho por hacer, entonces.
Así es. Y quiero aprovechar esta conversación para agradecer a mi familia que es pequeña pero que siempre ha creído en mí. Agradecer a los escasos lectores que tengo, y decirles que voy a seguir escribiendo porque la vida que tengo me la he forjado así, escribiendo. Finalmente, que lo positivo de estar desempleado por un largo periodo de tiempo es que me ha permitido leer a mis anchas y escribir con libertad. Eso no quiere decir que no esté buscando un trabajo, lo que ocurre es que los medios de Chimbote no se ajustan a lo que yo escribo; están en otra onda, solo les interesa los escándalos políticos, lo mediático y el fútbol. No hay espacio para las cosas que hago, para las crónicas que escribo.

Leyenda Foto 1: (Sin leyenda).
Leyenda Foto 2: GALARDONADO. Junto a Enrique Zileri y una colega chiclayana, durante la entrega de premios.
Fuente: La Industria de Chimbote

jueves, 18 de diciembre de 2008

Colocan una placa de homenaje a Jim Morrison en el bar en cuya barra orinó


El cantante de The Doors Jim Morrison habría cumplido mañana 65 años, un día que sus seguidores quieren recordar su genio y excentricidad con una placa conmemorativa en un bar del que fue expulsado por orinar en su barra.


Apodado "El rey lagarto" por su hipnótica personalidad artística, Morrison, fallecido en 1971 por una sobredosis, siguió al pie de la letra la máxima del rock de morir joven, lo que convirtió su ecléctica figura en un mito que aún perdura.

Su tumba, situada en el cementerio Pere Lachaise de París, ciudad donde el vocalista falleció, se ha convertido un centro de peregrinación donde acuden sus fieles de todas las edades para ver el lugar donde descansan los restos de Morrison.

Su espíritu indomable sigue vivo en Los Ángeles (EEUU), donde se forjó la banda que le daría a conocer, The Doors.

Un mural de tres pisos de altura perpetuó su joven imagen en un edificio de la playa de Venice, área en la que residió el cantante en la década de los años 50, aunque el rastro de Morrison se extiende por Santa Mónica o el famoso Sunset Bulevar, por donde el grupo solía juntarse para dar conciertos, grabar sus discos y entretenerse por la noche.

Uno de esos locales, aún abierto, es el Barneys Beanery de West Hollywood, un bar de carretera de la ruta 66 donde solía acudir el cantante y de donde fue echado un día en la década de los 60 por orinar en la barra.

Los propietarios del establecimiento han decidido rendir un particular homenaje al recuerdo de Jim Morrison con la colocación mañana de una placa en el mismo sitio en el que el artista se alivió sin pudor.

El acto, retransmitido en directo por algunas emisoras de radio, estará acompañado de un firma de discos de The Doors por parte de dos antiguos miembros de la banda, el teclista Ray Manzarek y el guitarra Robby Krieger, quienes harán memoria de su experiencia en el grupo.

La carrera de The Doors fue corta, poco más de cinco años, pero fulminante e intensa. En 1966 Jim Douglas Morrison, un poeta rebelde y amante del cine, conoció a Manzarek, un pianista apasionado por el "Rhythm and Blues" en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA). Más tarde se unieron a John Desmore con su batería y a la guitarra de Krieger.

Sus primeros pasos en fueron en 1967 interpretando blues en un establecimiento de Sunset Bulevar.Ese mismo año sacarían uno de sus grandes éxitos, el tema "Light my fire".

Tras perder su timidez inicial, Morrison comenzó a escandalizar y a provocar al público desde el escenario, una exhibición irreverente que mezclaba con drogas y alcohol y que terminó conduciéndole a su autodestrucción.

Su trágico final llegó la madrugada del 2 al 3 de julio de 1971, cuando tenía 27 años.

El cadáver del cantante fue hallado por su novia Pamela Courson, quien también moriría por sobredosis tiempo después en la bañera del apartamento que habían alquilado en la capital francesa.

La truculenta vida de "sexo, drogas y rock and roll" que había llevado Morrison desagradó tanto a su familia que se negaron a repatriar su cuerpo a EEUU por vergüenza, por lo que finalmente fue enterrado en París.

El legado de Jim Morrison y "The Doors", banda que se disolvería en 1973 después de publicar dos álbumes sin su vocalista original, fue llevado al cine por el realizador Oliver Stone en 1991.

Con motivo de los 40 años del nacimiento del grupo se reeditaron en 2007 los temas más famosos de la historia del grupo en un doble álbum recopilatorio llamado"The very best of The Doors".
El disco incluyó 34 canciones entre las que se encontraban himnos del rock como "Break on through", "Light my fire", "The end", "L.A. woman", "Roadhouse blues", "Touch me" o "Hello I love you".

Víctor Hugo nunca besó a Alejandro Sawa, el héroe de los bohemios españoles


La profesora de la Universidad de Granada Amelina Correa ha desmontado la leyenda del beso que el escritor Alejandro Sawa recibió en París de Víctor Hugo, en "Alejandro Sawa. Luces de bohemia", Premio Antonio Domínguez Ortiz de Biografías 2008 por su "exhaustiva labor de investigación".

Alejandro Sawa, bohemio español


La biografía determina y concreta fechas, hechos y viajes del "bohemio heroico" que fue Alejandro Sawa y desmonta leyendas como la de que Hugo le besó en la frente, a resultas de lo cual Sawa ya nunca volvió a lavarse la cara para no borrar el ósculo del genio, una costumbre de la que presumía por los tugurios madrileños.

En 2009 se cumplirá el centenario de la muerte de Sawa, en quien Valle-Inclán se inspiró para su Max Estrella, protagonista de "Luces de bohemia", y que nació en 1862 en Sevilla y pasó parte de su infancia en Málaga.

Amelina Correa explicó que Sawa "desarrolló su trayectoria literaria en Madrid y París a finales del siglo diecinueve y principios del veinte, pertenecía a una familia proveniente de Grecia que se asentó en la localidad sevillana de Carmona para, desde ahí, dar el salto a la capital hispalense".

"He podido rastrear y documentar esa diáspora de sus antecesores desde la Esmirna pre-turca hasta el número 26 de la calle de San Pedro Mártir en Sevilla, morada en aquellos tiempos de abogados, procuradores, militares y prósperos comerciantes en la que nacería Alejandro en 1862", añadió.

En la misma calle sevillana nacieron varios años después su luego amigo Manuel Machado, que le dedicará un conocido y hermoso "Epitafio" en verso a su muerte, y Rafael de León, tal y como hoy lo recuerdan sendas placas conmemorativas -el único que carece de placa en la calle es Sawa, lamentó Correa-.

Entre las aportaciones de su investigación, Correa destacó "numerosas fechas como, por ejemplo, el traslado de su padre desde la señorial Carmona a la capital sevillana, el posterior traslado de toda la familia a Málaga, el viaje del todavía adolescente Alejandro a Madrid, donde pronto le seguirá su familia, y una datación que desmiente numerosas informaciones erróneas sobre sus, en realidad, dos viajes a París, y no sólo uno como hasta ahora algunos creían".

"Me ha conmovido especialmente la lectura del epistolario íntimo que mantuvo con su compañera y luego esposa Jeanne Poirier, traducido ahora por primera vez al español y por el que descubrimos que su fructífera estancia en París no sólo le propició el intenso contacto con la literatura simbolista, acentuándose aún más su muy marcado culto hacia la belleza, sino que fue también la ciudad de sus enormes deudas", señaló la biógrafa.

Esas deudas se debieron a préstamos motivados por "las visitas fugaces al Casino belga de Spa en busca de la piedra filosofal de la ruleta", señaló Correa en alusión a los intentos de Sawa de dar con un método para ganar en este juego.

"Una vida literaturizada que acabó incorporándose en la esencia literaria del personaje valleinclaniano de Max Estrella, que encarna la tragedia absurda de tantos escritores que acabaron fracasando en la turbia e inestable vida cultural de la España de finales del siglo XIX y comienzos del XX", añadió en referencia a las múltiples alusiones al escritor-personaje que han hecho tantos escritores de su época y posteriores.

Los primeros contactos de la biógrafa con Sawa y con su única heredera, Carmen Calleja, datan de 1989 con motivo de un estudio que realizaba sobre su novelística y que editó en 1993, ampliándolo después con la publicación de diversos artículos en revistas especializadas.
Nota: para saber algo más de Sawa, lean el prólogo que le hace Rubén Darío y el epitafio de su eterno amigo Manuel Machado a su libro postumo "Iluminaciones en la sombra".

CONVOCATORIA DE POESÍA: DEL ESCRITOR ROY DÁVATOC

Desde Lima he recibido la petición de un amigo poeta, quien muy humildemente me solicitó que le ayudace a difundir su convocatoria de poesía. Y como en ASESINOS DE LA ILUSION hablamos de cultura, aquí les dejo con lo posteado.

Desde mi humilde morada, reciban mis sinceros afectos y mi agradecimiento por todo este año que hemos venido compartiendo desde una tristeza hasta una sonrisa desesperada. Ha sido para mí un año muy emotivo, de logros que me han costado lágrimas hasta penas que han causado risa.

Esperando estén bien en unión de todos sus amados seres es menester para mí pedirles un favor que no sólo me colmará de alegrías sino de emociones y agradecimientos a la vida; ya que al recibir tan sólo una palabra con respecto a este tema ya me doy por servido.

Esta es una convocatoria de poesía que nace después de mantenerme despierto casi 31 horas; y nace pues de la idea genial de un amigo que estimo mucho, Walter Faila;poeta argentino. Con el afán de hacer lo que me apasiona me atrevo contra todo pronóstico a dar a la luz un trabajo-humilde y sincero pero de todo corazón- que me ha hecho contener todo un mundo de sentimientos.

El tema de dicha convocatoria es la relación de padre (o madre)- hijo y consta de tres poemas por persona como máximo a este e_mail:




Un fragmento del poema ganador será cabecera del poemario que me animo a publicar: "Confesiones para Raziel"

La fecha límite para la recepción de los poemas es hasta el día 22 / 12 / 2008; y los resultados se darán a saber el día 25 / 12 / 2008.

De antemano quedo muy agradecido por su tiempo prestado.

Con afecto.

Roy Dávatoc

Perú

lunes, 15 de diciembre de 2008

La frontera en la literatura latinoamericana


Cuando pensamos en literatura latinoamericana inmediatamente nos remitimos a los escritores de la segunda mitad del siglo XX, conocidos como los autores del boom. Sin embargo, no podemos pensar en este diverso grupo como producto de la generación espontánea, ya que si rastreamos la producción literaria latinoamericana del siglo XIX podemos encontrar allí algunos antecedentes difíciles de ignorar. Pero, además, debemos pensar también el papel que jugó la frontera en el desarrollo de esta literatura, pues, a diferencia del siglo XIX, esta generación de escritores trató de alejarse de las ciudades americanas artificialmente europeizadas, para buscar en la frontera el verdadero ethos latinoamericano.

Uno de los primeros autores que quiso pensar la identidad latinoamericana fue Domingo Faustino Sarmiento. En su novela Facundo, civilización o barbarie, el argentino presenta una dicotomía entre la ciudad civilizada, representada en Buenos Aires, y el interior bárbaro, representado en las pampas y en las figuras de los federalistas Juan Manuel de Rosas y Facundo Quiroga. Sarmiento buscaba ofrecer una interpretación criolla de la identidad latinoamericana, pero el arraigo de la cultura europea en este continente, especialmente en Argentina, confundió al autor, que terminó ofreciendo una versión desprevenidamente europea.

Durante los primeros años del siglo XX, la Primera Guerra Mundial y la Revolución Mexicana generaron un desencanto en el continente americano hacia lo europeo y una reivindicación de los valores indígenas. En este contexto empezaron a echarse las raíces de una nueva forma de hacer literatura, que comprendía géneros como la novela de la tierra, el indigenismo y el realismo mágico. Con estas nuevas formas, que se alejaban de la influencia europea, se buscaba explorar la relación existente entre los valores urbanos y los del interior para determinar la verdadera esencia de lo latinoamericano. Estos escritos no pueden ser considerados estrictamente novelas de frontera, pero se acercan a ella en busca de una identidad verdadera.

La Vorágine, del escritor colombiano José Eustasio Rivera, es un claro ejemplo de lo que se han llamado novelas de la tierra. Esta obra narra la vida de un hombre que abandona su finca ganadera para ir a buscar suerte en las junglas de la frontera colombo-venezolana en la exploración de caucho, de manera similar a como los españoles se aventuraron en la temprana colonia en la búsqueda del Dorado. Es sorprendente que no sólo Rivera interna sus narraciones en los territorios más alejados de la “civilización”, pues en otros autores, como el uruguayo Horacio Quiroga, también se pueden encontrar experiencias parecidas.

La novela indigenista tuvo en algún momento gran prestigio académico, pues las ciencias sociales empezaron a simpatizar con la causa indígena durante los años sesenta. Aquí vale la pena mencionar la sensibilidad de la literatura para explorar temas que en la ciencia estarían de moda algunos años más tarde. Autores como Jorge Icaza, José María Arguedas y Ciro Alegría desenterraron el pasado indígena en busca de elementos que permitieran consolidar la identidad continental. Estos autores no siempre pretendían poner al indio como el verdadero hombre americano, sino que buscaban incluir aspectos indígenas, que históricamente habían sido ignorados, como determinantes de nuestra identidad.

Finalmente está el realismo mágico, tal vez el genero que mejor conocemos los colombianos de los tres aquí mencionados, gracias a la notable influencia de Gabriel García Márquez. Este tipo de novelas se aleja de la supuesta superioridad de las grandes ciudades y propone buscar la identidad latinoamericana en sociedades pobres y con alto grado de mestizaje, como la de la costa Atlántica colombiana. La idea, al igual que en los otros casos, no es desentrañar la fuente de la identidad continental, sino explorar diferentes facetas de nuestra forma de ser, para así construir una verdadera identidad que no deje elementos importantes al margen de las interpretaciones.

Como se puede ver, la literatura latinoamericana del siglo XX quiso corregir las distorsiones que nos habían dejado los autores del XIX para desenmascarar al verdadero hombre americano, que en alguna medida sigue sin ser revelado. Se podrían hacer aquí muchas reflexiones más acerca de cómo la literatura ha buscado lo verdaderamente americano en la frontera, pero para encontrarlo es necesario acercarse más a la obra de estos autores. Por este motivo, queremos invitarlos a leer a escritores como Alejo Carpentier, Miguel Ángel Asturias, Rómulo Gallegos, Augusto Roa Bastos, además de los que ya nombramos entre muchos otros más. Tal vez sea en la literatura donde logremos encontrar la identidad que llevamos ya varios años buscando.

Para Le Clézio, la literatura no puede cambiar el mundo


Jean Marie Le Clézio, ganador este año del Premio Nobel de Literatura, pintó el anterior domingo, a pocas horas de recibir el mayor galardón literario del planeta, un panorama pesimista de las posibilidades que tiene la literatura para generar cambios en la sociedad, aunque al mismo tiempo la consideró de una importancia capital e inédita.

“Desde hace algún tiempo el escritor ha dejado de tener la arrogancia de creer que puede cambiar el mundo o de que sus relatos y novelas forjan un mejor modelo de vida. Hoy sólo quiere ser testigo”, consideró el autor francés en Estocolmo.

Incluso a ese papel de testigo se llega en contadas ocasiones, dio a entrever el narrador de 68 años durante su discurso en el antiguo auditorio de la Bolsa de Estocolmo. “El escritor quiere ser testigo, pero la mayor parte del tiempo no es más que un simple voyeur”.

Autor de más de 30 libros, Le Clézio tomó el título de su discurso, “En el bosque de las paradojas”, de una frase del literato sueco Stig Dagerman, que alude a un escritor que “todo lo que quería era escribir para aquellos que pasan hambre, y ahora descubre que sólo quienes tienen suficiente para comer cuentan con el suficiente ocio como para preocuparse por su existencia”.

Le Clézio afirmó que comparte el pesimismo y la desazón de Dagerman más que el “análisis comprometido” del filósofo italiano Antonio Gramsci o “la apuesta desilusionada por el libre albedrío” de su compatriota Jean-Paul Sartre.

A pesar de todo ello, el nuevo Premio Nobel consideró que la literatura es hoy más necesaria “que en tiempos de Byron o Víctor Hugo”. Y es que los escritores, añadió, son los encargados de velar por la lengua, y por lo tanto es imposible prescindir de ellos. “La lengua es el invento más esplendoroso de la humanidad. Va por delante de todo, y de todo forma parte”.

El autor también adoptó una postura crítica ante los avances informáticos e internet, que podrían contribuir a formar una “nueva élite” debido a la imposibilidad de que todo el mundo cuente con un acceso igualitario a la tecnología. Pero defendió sus posibilidades como difusores de noticias y el consecuente poder para evitar conflictos. “Si entonces hubiese existido internet, tal vez la trama criminal de Hitler no habría podido triunfar”.

La búsqueda irresuelta y plagada de contradicciones llevada a cabo por todo escritor sirvió a Le Clézio para retomar el símbolo del movimiento a través de un bosque espeso, que enlazó a su vez a sus experiencias en el extranjero y en especial su relación con los indígenas en Centroamérica.

Yoko Ono presentará un carro fúnebre como parte de su nueva exposición


La retrospectiva cubre cincuenta años de la obra de la artista de origen japonés, viuda de John Lennon, y estará abierta al público hasta el 15 de marzo en el Baltic Centre for Contemporary Art de Gateshead, al norte de Inglaterra.

Los visitantes pueden alquilarlo para dar una vuelta en él en el asiento delantero, según precisan los comisarios.

"No quiero asustar a la gente sino sólo hacerla comprender lo valioso que es cada día", explicó Ono en declaraciones al diario The Guardian.

Ono, que fue una destacada representante del movimiento Fluxus, ha escrito en las paredes del Baltic frases como "Quédate hasta que la sala se vuelva azul" o "Esta sala se evapora cada día".

La artista invita también al visitante a expresar por escrito sus pensamientos sobre su madre. Ono dijo haber tenido esa idea pensando en Lennon porque "siempre hablaba de su madre, que tuvo un papel muy importante en su vida".

"Yo misma siento que no le dije lo suficiente a la mía que la amaba, así que me encanta la idea de que cada cual exprese sus sentimientos para con su madre", señaló la artista.

En otras piezas, consistente en un casco con piezas de rompecabezas de color azul, Ono anima al visitante a llevarse "un trozo de cielo porque todos somos parte de los otros".

El mensaje principal, tratándose de Yoko Ono, es naturalmente la paz y el amor.

"Espero que la gente se interese más por la paz y el amor. Creo que es muy importante", señaló Ono, quien recordó que cuando ella y Lennon se dejaron fotografiar en la cama desnudos para predicar justo eso, mucha gente se reía.

"Pero no creo que ahora se rían", comentó.

La argentina Lidia Barugel gana el premio Juan Rulfo de novela corta en París


La argentina Lidia Barugel ganó hoy el Premio Juan Rulfo 2008 de novela corta por su obra "Otilia Umaga, la mulata de Martinica", por delante otros cuatro finalistas, todos ellos de nacionalidad española.

La bonaerense se hizo con el galardón entre 5.836 candidatos que enviaron sus textos a París, donde se fallaba el premio convocado por la cadena "Radio Francia Internacional", el Instituto Cervantes, el Instituto de México en París, la Casa de América Latina, el Colegio de España y el periódico "Le Monde Diplomatique".

La novela de Barugel, "de gran fuerza evocadora y coloridos personajes", según la descripción del jurado, sumerge al lector "en una atmósfera de lujuria y exotismo".

La novela desarrolla "una terrible confrontación de costumbres atávicas de dominación y transgresión entre ambos sexos y en diferentes temporalidades", según los responsables del premio.

Los otros cuatro finalistas que optaron a los 9.000 euros (unos 12.100 dólares) del premio, fueron los españoles Santiago Casero González, por "Huellas de lo humano"; Juan Manuel Sainz Peña, por "La edad de los Héroes", Javier Coromina Doisy, por "Tuve que ir"; y Andrés Almagro González, por "Libro de Arena".

fuente: EFE

Se dieron a conocer los ganadores del premio Juan Rulfo de cuento

Cartel del premio


Las obras Los anacrónicos y La mensajera, del escritor mexicano Ignacio Padilla y del estadounidense Jorge Dávila Miguel (nacido en Cuba), respectivamente, se alzaron con el galardón entregado en París (Francia).

Los premiados, que recibirán 5.000 euros (unos 6.750 dólares), se impusieron a otros 485 candidatos que enviaron sus textos al concurso convocado por la cadena Radio Francia Internacional, el Instituto Cervantes, el Instituto de México en París, la Casa de América Latina, el Colegio de España y Le Monde Diplomatique.

En Los anacrónicos, de Padilla, "la celebración solemne y pomposa de una victoriosa batalla da lugar al despliegue de torvas pasiones entre los miembros de la asociación de ex combatientes", lo que recrea "un mundillo de honores y medallas de pacotilla que el narrador, con violento sarcasmo, desmitifica", indicó el jurado.

La mensajera, de Dávila, es una obra "con un lenguaje sobrio y preciso" en el que "el narrador sitúa los hechos en un país africano en guerra", explicó el jurado cuando anunció el premio en un comunicado.

Este relato versa sobre "la construcción de una balsa capaz de transportar material bélico de una orilla a otra, en miras de una próxima batalla", que "se erige en el épico desafío de un simple sargento", agregó.

Por otro lado, la argentina Lidia Barugel ganó en la categoría de novela corta por su obra Otilia Umaga, la mulata de Martinico.

En el apartado de fotografía de la Unión Latina, fallado en el mismo evento, el galardón fue a parar a la venezolana Katrina Fernández Dusterville por la serie Isabel y al español José Ramón Moreno Fernández por Deshabitaciones.

París (Francia)

sábado, 13 de diciembre de 2008

“Soy escritor porque escribo, pero no sé por qué escribo”

MARIO BELLATIN Y EL MATERIAL DE CONDICION DE LAS FLORES
Fue el encargado de cerrar el Filba con una lectura performática, aunque sostiene que en esta era de alta exposición de los escritores busca “estratagemas para poner el cuerpo sin ponerlo”: Bellatin reflexiona sobre su propio estilo a través del tiempo.