El gran fotógrafo francés nació un día como hoy y fue retratista de grandes personajes de la cultura. Poetas, novelistas, actrices y pintores fueron captados en tramas de grises.
Hace 100 años, el 22 de agosto de 1908, nació uno de los genios de la fotografía, Henri Cartier-Bresson. Mostró una capacidad inusual para la observación, de ahí que saber sobre su obra signifique tanto como conocer una parte de la historia gráfica del siglo XX. Su fotografías se ha convertido además en objeto de estudio para los futuros fotógrafos de la sociedad globalizada.
Referirse a Cartier-Bresson -fallecido el 3 de agosto de 2004- es hacer una pausa en su concepto del "instante decisivo", con el que definió el momento exacto en el que se toma la foto, es decir, cuando "se alinea -en palabras suyas- la cabeza, el ojo y el corazón" para conseguir la instantánea. Explicaba que de hacer el "clic" una milésima antes o después la fotografía ya no sería igual. Pero esta tesis, que dio a nombre a uno de los libros de Cartier-Bresson El momento decisivo (1952), desde hace un tiempo se topó con el marasmo actual donde ese instante mágico, según algunos teóricos, ha muerto influida por la fotografía digital y la democratización de las cámaras.
'Magnum', el club selecto
Con su leica Cartier-Bresson retrató China, la India, México, hasta la Segunda Guerra Mundial -donde se creyó que incluso había fallecido- y fundó, junto a otras también leyendas del negativo, en 1947, la primera agencia de fotografía, el club selecto de Magnum.
Muchas de las fotos que Cartier-Bresson tomó no podrían ser captadas hoy. No por las limitaciones técnicas sino por las de la Justicia. Muchos de los retratos en blanco y negro de personas anónimas no se podrían hacer ya, salvo con un permiso previo del retratado, porque las reglas sociales han cambiado y ello ha llevado a que parte de la fotografía documental que el abanderó sólo sea posible en la actualidad en el Tercer Mundo.
A estos dos aspectos se suma la muerte lenta y silenciosa del proceso fotográfico de la argenta con la que Cartier-Bresson, entre otros, consiguió unas tramas de grises en sus instantáneas que hasta la fecha tan sólo puede llegar a soñar el proceso digital.
Por todo ello, más que nunca conviene rememorar a Henri CartierBresson, en aras de la calidad del acto fotográfico en una sociedad que hipervalora la imagen pero que, a su vez, juega al "todo vale" y que dicta sentencia sobre el derecho a la imagen.
Aquí algunas de sus fotografías.
Esta imagen de Bruselas, que data de 1932, fue exhibida en la exposición Europeos en la Hayward Gallery de Londres.
Es quizá una de sus fotos más celebradas. En ella, aparece una joven francesa sentada en una terraza parisina junto a una mujer más madura, que la mira con cierto reproche y perplejidad. Eran los años de la minifalda y de la revolución sexual.
Quizá una de sus fotos más conocidas: imagen obtenida en el campo de concetración de Dassau en 1945.
Henri Cartier-Bresson, de quien ha dicho Richard Avedon que era "el Tolstói de la fotografía", hizo maravillosos retratos, como este del escritor Albert Camus en una calle de París, en 1947
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